miércoles, octubre 19, 2011

El mentir

Mentir ¿es saludable? 

Por Alan Murillo


Me he sorprendido como casi cualquier cosa se relaciona directa o indirectamente con nuestra salud como lo es en esta ocasión el mentir. Si, aunque suene tonto hay estudios donde se demuestra la relación de esta peculiar acción con nuestra forma de vivir. 

Estudios realizados por científicos de las universidades de Pennsylvania y de Temple, en Estados Unidos, revelaron que cuando una persona miente, el cerebro se activa en el lóbulo frontal, temporal y límbico. 


El estudio del fenómeno de la mentira ha arrojado diversas teorías psico biológicas, desde las cuales se intenta comprender el engaño como parte del instinto de supervivencia de la especie humana, en la conquista amorosa y a veces por la mala memoria.


La Escuela de Medicina de la Universidad de Pennsylvania, tras realizar un estudio de resonancia magnética a cierto número de individuos, descubrió zonas del cerebro que se iluminan cuando las personas mienten. 

Según ellos, cuando alguien miente, su cerebro lo inhibe de decir la verdad y eso hace que el lóbulo frontal esté más activo, de tal forma que la persona tiene que pensar más. 

En cuanto a las reacciones fisiológicas, los especialistas aseguran que al mentir aumenta la presión arterial, la frecuencia cardiaca, respiratoria y hay cambios en la actividad eléctrica de la piel asociados a la sudoración. 

En tanto, los pies y las piernas son las partes del cuerpo más sinceras, seguidas del torso y las gesticulaciones, mientras que los movimientos de manos y las expresiones faciales son más fáciles de manejar.


Los pies, se explica, reflejan realmente el estado emotivo y cognitivo de la persona. La parte inferior del cuerpo no miente cuando expresa interés, aburrimiento, deseo de huir o de combatir, reserva apertura, hermetismo y deshonestidad.

Una sonrisa mentirosa, por ejemplo, se detecta cuando la parte inferior de la cara muestra los dientes, pero los ojos no se arrugan, mientras que el hecho de rascarse la nariz ante preguntas comprometedoras, se le conoce como efecto pinocho.

¿Mitomanía? 

Por otro lado mentir en exceso también se asocia a una enfermedad psicológica llamada Mitomanía, palabra que viene del griego "mitos", mentira, y "manía", modismo. 

La mitomanía como enfermedad ya está reconocida, y se califica como tal cuando alguien miente continuamente sin medir los alcances de su mentira, lo que le permite hacer un poco más llevadera su existencia ante una situación muy devaluada de su autoestima o por tener pretensiones muy altas, y llegar a ellas, sin importar a quién daña. 

El tratamiento de este problema debe ser psicológico y no es fácil, porque lo que para otros es una mentira, para la persona que padece el problema es una verdad que será sostenida fielmente. 

Es bastante curioso que temas tan peculiares como lo es el mentir se relacionen a nuestra salud y tengan un enfoque ya especializado de investigación hacia ellos, esto realza el hecho de que el ser humano alberga muchas incógnitas para seguir sorprendiéndonos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario